Gran pregunta para hacernos
Esta semana se celebra el Día Internacional de la Mujer y me parece importante recordar sobre la importancia de estar bien, de cuidarnos para poder dar lo mejor a nuestra familia y los que nos rodean: estar bien para repartir bien, ser feliz para atraer felicidad. Es por eso que esta semana he invitado a mi prima Alde para que se apodere del blog, el martes escribió el tip de la semana, si no lo leíste puedes hacerlo aquí, antes ya había escrito otro tip Acuérdate de ti misma que puedes leer aquí y hoy nos hace una gran pregunta: ¿Actúo Desde el Amor o la Exigencia?
Yo he empezado a usar esta técnica y me esta gustando mucho. Espero que este artículo te guste tanto como a mi. Te dejo con ella
¿Actúo Desde el Amor o la Exigencia?
Aunque esta pregunta no es exclusiva para mujeres, HOY estamos entre mujeres, compartiendo nuestras experiencias y hablándonos de corazón a corazón.
Yo soy mujer. Y en mi vida cotidiana tengo que hacer tiempo para todo: estudiar, trabajar, limpiar mi casa, hacer ejercicio, cocinar, ver a mi novio, descansar, entre otras cosas. Aparte, están las actividades que no son diarias, pero que sí son frecuentes e importantes, como ver a mis padres, tomar talleres de desarrollo personal y viajar. Ciertamente a veces me vuelvo loca con tanta actividad (!!!).
Sin embargo, hace algunos años aprendí a hacerme esta pregunta:
¿Actúo desde el amor o la exigencia?
Y trabajando mi mente con ella, cambié toda mi experiencia de la realidad, dejando atrás el estrés y el agobio, para abrirme a la fluidez y el disfrute. Les comparto cómo funciona.
Cuando somos pequeñas, nuestros padres y la sociedad nos educan sobre lo que es correcto e incorrecto y nos CONDICIONAN a base de premios y castigos a ser “niñas buenas”. La forma en que nuestra mente infantil (inmadura) interpreta esto, es así: “Si hago lo que mis padres dicen, seré amada. Si no, perderé su amor”. Y la idea de perder el amor de los padres es equivalente a algo EXTREMADAMENTE amenazante, casi como la muerte, por lo que el cerebro echa a andar mecanismos de supervivencia que nos impulsan a actuar, en adelante, desde un profundo sentimiento de MIEDO.
Este es el paradigma del AMOR CONDICIONADO, el cual queda PROFUNDAMENTE arraigado en nuestra mente inconsciente desde muy temprana edad, y repercute en las acciones de nuestra vida adulta, las cuales solemos basar en el miedo y la necesidad de aprobación externa.
La voz mental que nos conduce así, la podemos identificar porque generalmente es una voz de EXIGENCIA, como un juez que está dictaminando siempre si lo que hacemos está bien o mal. Nos JUZGA. Y como sus exigencias son, literalmente, IMPOSIBLES de cumplir, nuestro organismo reacciona con estrés, ansiedad, depresión, perfeccionismo y baja autoestima. Todo al darse cuenta que, haga lo que haga, NUNCA será suficiente.
Entonces, regresando a nuestra vida cotidiana, la pregunta es:
Cuando estoy limpiando mi casa o cocinando o trabajando o haciendo cualquiera de las múltiples actividades que me ocupan diariamente,
¿Estoy actuando desde al amor o la exigencia?
Para saberlo, basta sentir nuestras emociones. Ellas SIEMPRE nos dicen la verdad.
Cuando actuamos desde la exigencia, nuestra respuesta emocional se convierte en algún tipo de SUFRIMIENTO: dolor, tristeza, ansiedad, estrés, enojo, rabia, frustración, agobio, resentimiento, victimización, deseos de escapar, necesidad de quejarse, etc.
Cuando actuamos desde el AMOR, por el contrario, nuestra respuesta emocional es de gusto, paz, inspiración, creatividad, claridad, disfrute, paciencia, aceptación, etc. O sea, la forma más deseable de vivir.
Actuar desde el AMOR nos ayudara vivir en paz, inspiradas, pacientes, creativas y felices Share on XAhora bien…
¿Cómo lograr esto?
¿Cómo aprender a actuar desde el amor cuando hay TANTAS cosas que cumplir?
Sin duda, vivimos en un mundo de EXIGENCIA. Un mundo de perfeccionismo, competencia, crítica, materialismo y necesidad de aquello que hemos llamado ÉXITO.
¿Cómo no agobiarse al ser parte de esta sociedad?
Te comparto 3 pasos que te pueden ayudar. Son sencillos, pero te aseguro que si los practicas, su efecto es MUY profundo y efectivo.
PASO 1: DARSE CUENTA.
Todo comienza aquí. Porque NADA podemos hacer si ni siquiera tenemos conciencia de la forma en que vivimos. Por eso la pregunta original es tan importante: ¿Estoy actuando desde el Amor o la Exigencia? Mis emociones me dan la respuesta y, por lo pronto, lo único que tengo que hacer es tomar nota mental de ellas. Es importante convertir esto en un hábito, por lo que te recomiendo pegar la pregunta en algún lugar visible hasta que te acostumbres a realizarla espontáneamente.
PASO 2: ACEPTAR Y AMAR LO QUE ES
Esto parece contradictorio, pero sin este segundo paso entonces estaríamos tratando de combatir la exigencia con MÁS exigencia. Y así no funciona. No puedo exigirme renunciar a mi exigencia; tengo que entender, amar y aceptar que mi juez interior surgió de una necesidad auténtica de sobrevivencia y, por ende, aunque ahora ya no me sea funcional, tengo mucho que agradecerle.
De manera práctica, la forma en que puedo realizar este segundo paso es llevando mis manos a mi corazón y diciendo comprensivamente: “Está bien, te comprendo”. Esto, cada que me doy cuenta que estoy actuando desde la exigencia. O sea, cada que me enoje, frustre, estrese o quiera hacer las cosas a la perfección; hago una pausa, llevo mis manos a mi corazón y como si hablara con un niño pequeño me digo: “Está bien, te comprendo”. Luego, continúo mi actividad.
Lo que estoy haciendo a través de esto es INTEGRANDO al juez interior a mi conciencia con amor, en vez de rechazarlo, juzgarlo y, en esencia, convertirme en lo mismo que él. Y la idea de decir “Está bien, te comprendo”, es ACEPTAR que esta parte de mi mente aún necesita juzgar, exigir, forzar, enojarse, agobiarse, etc., pero a la vez RECONOCER que YO NO SOY esa parte de mi mente y, por lo tanto, no es necesario dejarla conducir mi vida.
PASO 3: OBSERVAR
A medida que vamos ejerciendo los dos pasos anteriores, empiezan a ocurrir cambios de manera muy natural. A veces TAN natural, que ¡NO NOS DAMOS CUENTA! Por eso es importante el paso tres. Es importante observar, o sea, estar pendientes de cambios en nuestras emociones y en general, en nuestra forma de ver la vida.
Es posible que las actividades cotidianas sean las mismas, pero cuando noto que mi perspectiva ha cambiado de: “TENGO que hacer esto” (exigencia) a “Que GUSTO poder hacer esto” (amor), entonces, puedo decir que he aprendido a liberarme del estrés y mis múltiples formas de sufrimiento.
Obviamente este cambio no ocurre de la noche a la mañana, pero entre más observamos y damos crédito a los pequeños cambios, más evidencia damos a nuestra mente de que SÍ ES POSIBLE. Para creer algo, la mente necesita EVIDENCIA, y la evidencia sólo se adquiere si estamos en la búsqueda de ella a través de la observación.
En resumen:
- DATE CUENTA cuando estás actuando desde la exigencia. Tus emociones te dan la respuesta.
- ACEPTA CON AMOR LO QUE ES. Lleva tus manos a tu corazón y di “Está bien, te comprendo”.
- OBSERVA los cambios en tu interior. Dale evidencia a tu mente de que vivir sin exigencia y con amor es posible.
Finalmente, chicas, deseo compartir con ustedes que el beneficio último de este tipo de prácticas, es el desarrollo de nuestra conciencia. Entre más conscientes somos de nuestra NATURALEZA AMOROSA, más podemos ejercerla en nuestra vida cotidiana. Así, no sólo aprendemos a ser gentiles y amorosas con nosotras mismas, sino que seremos ejemplo para otros y otras, sobretodo para nuestros hijos de que el AMOR INCONDICIONAL sí existe.
Ser conscientes de nuestra NATURALEZA AMOROSA, permite ejercerla en nuestra vida cotidiana. Share on XPoco a poco, ¡lo vamos logrando!