El amor al prójimo ¿solo en tiempos de Navidad?
Este es el último artículo de la serie que he estado compartiendo donde mis compañeras de coaching han escrito para nosotras sobre vivir la Navidad sin estrés. Y trata del amor al prójimo.
Y es una historia que me ha parecido muy linda. Quise dejar esta historia al final para sentirnos mas cerca de la Navidad. Para que alcance a tocar mas nuestro corazón. Creo que conforme se acerca la fecha podemos sentirnos mas sensibles y esta historia puede llegarte mas.
Bárbara Aguilera Nava es quien vivió y sintió esta historia. Pero debo confesar que al leerla yo también la sentí. Agradezco su participación en esta serie sobre Navidad sin estrés. Y sin mas te dejo con ella.
Los jueves de Pamela Navidad
La conocí un jueves de septiembre. Había transcurrido más de la mitad del tiempo que tenía permitido estar ofreciendo la manualidad. Llegó tan quedamente que apenas me di cuenta de que estaba allí, a tan solo dos sillas de donde estaba sentada. Cuando la vi, miraba por lo bajo, tanto que parecía de ojos rasgados, sus labios delgados estaban pegados en un abrazo que parecía eterno, su piel morena tenía un color intenso. Se sentaba de lado como quien tiene duda y la expresa en el cuerpo, una parte parecía querer quedarse y la otra querer irse.
¿Quieres hacer una ranita?-. Le dije a manera de invitación. Ella movió la cabeza respondiendo en negativa, aun así deje cerca de ella un trozo de papel cuadrado listo para comenzar. Seguí con las demás niñas, y de pronto ya estaba ahí doblando y doblando con la curiosidad moviéndole los dedos.
Ya que volví a mirarla con más atención su cuerpo y semblante se habían transfigurado. Emanaba lo que se dice un aura blanca, al menos eso es lo que la describe mejor para mí. A su rostro moreno le llegaba una luz que le hacía la piel más clara. Pero esa luz era más bien interna, así que si, veía que la irradiaba. Sus labios delgados se abrieron para dejar aparecer unos hermosos dientes de conejo, sus ojos eras dos nueces grandes y sus ahora mejillas agrandadas flanqueaban una sonrisa. Su voz era suave misma que ahora hacía preguntas sobre cómo saldría una rana de ahí.
Al grupo de niñas les compartí datos curiosos sobre ranas. Nos sorprendimos de su ranez.
Las invite a cantar Cu, cú, cantaba la rana. Ella se unió y aun dejando el alboroto del canto grupal siguió cantando mientras balanceaba el torso doblando el trozo de papel para crear más ranas. Sentí tanta ternura, vi la alegría de lo simple, y lo gratificante de la compañía. Ese día nos despedimos con la esperanza del encuentro del siguiente jueves.
Y así fue durante algunos jueves.
En mi mente durante la semana estaba la posibilidad de regalos para las niñas para la Navidad. Era un hecho para mí que las seguiría viendo pues tenía la firme convicción de que siguiéramos mi hija y yo asistiendo a la Casa Hogar. Desde luego tenía la certeza que seguiría viendo también a Pamela. Si, así se llama la niña de la que hoy les he estado hablando.
Un día lunes asistimos a una celebración especial, fue un honor para mí la gentil invitación. Así que sentadas en una mesa aguardábamos mi hija y yo la comida. Llegó en abundancia y delicia. Y Pamela nos concedió el honor de sentarse y departir con nosotras. Hablamos de las pequeñas bolsitas de tela con dulces y rosarios, de lo bello de las cuentas y los rostros grabados en las placas. De su aversión al chorizo, de su vestido de gala, y otras tantas cosas más, desde luego hablamos sobre que nos veríamos el próximo jueves.
El siguiente jueves
Llegamos ese jueves y nos dispusimos a hacer más pulseras. No me extrañó que no estuviera Pamela pues sabía que a veces las niñas demoraban en incorporarse. Hasta que mi extrañeza me llevó a preguntar a una de las niñas.
-Y ¿Pamela?- dije de manera curiosa.
-Ya se fue- respondió de forma natural y despreocupada.
No estaba muy segura de lo que su respuesta significaba así volví a preguntar.
-¿Qué quiere decir que ya se fue?- le pregunté con interés.
-Eso que quiere decir que ya no está, que se fue, que está en otra Casa Hogar- dijo la niña mientras seguía tejiendo con ahínco su pulsera.
Más que una pregunta para la amable niña que me revelaba lo que sabía. Fue una frase que pronuncié en voz alta.
-Pero ¿por qué?- dije yo, pues desconocía las razones de los cambios.
Aunque la niña me explicaba ya no alcanzaba a escuchar. Me sumergí de pronto en un momentáneo sentimiento agridulce. Mas ya en la calma agradecí tanto ese lunes en su compañía, el dibujo que me obsequio donde estaba claramente la silueta de mi hija y la mía y un te quiero auténtico inscrito con tinta de piedras preciosas. Vino a mí un deseo infinito de que estuviera bien donde quiera que estuviera…
Reflexionando sobre este encuentro de los jueves de Pamela Navidad y el amor al prójimo
Ojalá que todos, ya fuera en Navidad o en cualquier época, nos permitiéramos que aflorara el amor al prójimo y a nosotros mismos. Quizá convertido en abrazos lejos de las dudas de lo inapropiado, quizá en una mirada compasiva, en formas apreciativas que nunca hubiésemos imaginado expresar de forma auténtica y verdadera. No porque no volvamos a ver a las personas, no por el miedo a la pérdida, si no por el gozo tan placentero que implica amar en ese momento.
Aquilatar los momentos puede sonar extraño, ajeno, ininteligible o utópico cuando lo que experienciamos es malestar. Como en este relato que surge la duda de si lo que sentimos es correcto, de sentir que el tiempo se nos escapa y nos perdemos de algo. Es humano sentirnos así.
Sin embargo tu puedes ir más allá de las dudas, de sentirte entre la espada y la pared, y descubrir que en ti yace la sabiduría para darle vuelta a la página. Contactame, juntas podemos descubrir de una vez por todas todos los tesoros que llevas dentro.
Bárbara Aguilera Nava
Coach de vida
- WhatsApp 442.339.77.67
Guarda en Pinterest: una historia de amor al prójimo

¡Hola!
La verdad es que esta es la parte que menos me gusta de la Navidad. Me explico.
Estas festividades por lo general me gustan y mucho. Me he criado en una familia en que, y a pesar de no ser muy de iglesia, es más, podría decir que por lo general no somos creyentes, sí nos han inculcado la unión familiar, por lo que cualquier fecha que suponga esa reunión familiar me encanta.
Lo que no me gusta es que por lo general, y hablo de la sociedad, se marque en el calendario estas fechas como fechas para ser más caritativos, hacer más para el prójimo… Que ojo, más vale eso que no hacer nada, pero creo que es algo que deberíamos hacer todos los días del año.
Por desgracia hay mucha gente que no puede tener esas dulces navidades, pero no las tienen como tampoco tienen un día a día dulce.
Besotes
Hola Caro,
Gracias por tu comentario.
Claro ojalá vayamos aprendiendo que en toda fecha, día a dia, podemos dar y disfrutar.
Creo que muchas personas nos damos el permiso en estas fechas, pues nuestra disposición es distinta, solemos olvidar el pensamiento habitual.
Es como cuando hay terremoto y hay damnificados, nos olvidamos de las diferencias y nuestra solidaridad innata aflora. Parece que es la circunstancia, la Navidad o un terremoto, pero en realidad somos nosotros mismos validando o no ciertas perspectivas habituales (es humano, a todos nos pasa), pero entonces también está en nosotros, si queremos, que estas cualidades humanas de solidaridad, caridad emergan.
Creo que esta en nuestra humanidad – animalidad sentir toda la gama de emociones, pero podemos disponernos a estar lo más despiertos.
Gracias y abrazos
💖
Bárbara
Creo que cuando se trabaja con personas, ya sea con niños, adultos, o ancianos, se crea vinculos especiales, mas allá de si es Navidad o no. Las personas somos seres sociales y creamos redes afectivas, mas si esos colectivos son vulnerables. Es inevitable dar afecto y preocuparse por esas personas y echarlas de menos, cuando se ausentan, porque de alguna forma forman parte de tu vida.
Hola Carmen,
Gracias por tu comentario.
Tienes razón, me encanta como lo expresaste y gracias por decirlo!
Abrazos 🌹
Bárbara
No soy muy navideña, aunque sí que soy creyente. No me gusta el consumismo de estas fechas.
Viviendo en una sociedad deberíamos ser más participativos siempre y si estas fechas sirven para remover conciencias, excelente.
Que bonita historia, es verdad que a veces no nos detenemos a pensar que podemos hacer la diferencia en el día o la vida de alguien. Recuerdo que alguna vez la madre de Calcuta dijo que si hacemos que una persona se sienta menos sola estaremos mejorando el mundo. La navidad es una buena época para reflexionar y dar amor al projimo pues es cuando muchas personas se sienten mas solas, pero no lo dejemos solo para navidad, sino hacerlo todo el año también. Lindo post, un besazo!
Hola Zoi,
Gracias por comentar.
Tienes razón, a veces no nos detenemos a pensar que podemos hacer la diferencia, creo que a veces fantaseamos con “grandes” cosas, cuando la presencia es lo realmente importante, entonces las cosas simples bastan como un lápiz y papel.
Abrazos
💖
Bárbara
Para mí, la Navidad, siempre ha sido un día de recogimiento para estar con la familia. Es una fecha que recuerda el nacimiento de un niño y ese es el trasfondo que le damos en mi familia. Nada tiene que ver con que seas o no religioso, la fe y la religión son asuntos que por lo menos yo, nunca mezclo.
En cuando a mirar más el prójimo, sí, pero no solo este día por ser el que es, sino que los 364 días restantes del año también.
Hola Maria Loreto,
Gracias por comentar.
Que bello el significado que tienes de la Navidad y lo que vives familiarmente.
También creo que es un tema espiritual o de fe más allá de la religión o no religión. Ahora lo veo.
Si que lindo que tengamos esa disposición de mirar autenticamente al prójimo día con día, momento a momento.
Gracias
Abrazo 💖
Bárbara
Tengo que reconocer que es una historia que me ha llegado y me he quedado pasmada con la respuesta de “Ya se fue” como si eso fuero lo mas normal.
¿Las van moviendo de escuela hogar en escuela hogar sin mas?
¿Es una historia de navidad o es autentica?
Porque has conseguido sin darme cuenta que estuviera llorando.
Hola Zoraida,
Muchas gracias por comentar.
Es una historia auténtica que ofrecí para estas fechas navideñas para todos ustedes que forman la comunidad de Amando mi Casa.
Yo también lloré cuando la escribí, te entiendo, y ya en calma realmente sentí agradecimiento por haber conocido a las niñas, a ella en este caso, me ha permitido en los sucesivos encuentros recordar que es mas importante amar que los deberías automáticos (totalmente humanos) que llegan a mi mente.
Tienes razón creo que podemos encontrar formas de cuidar a nuestros niños a los niños del mundo de las formas más amorosas que podamos.
Cómo dijo Gandhi, Se tú el cambio que quieres ver en el mundo, entonces a cada uno podemos tomar acción desde ahí para tener esa humilde satisfacción de contribuir al bienestar del prójimo.
💖
Bárbara
Hola guapa
Es una historia bonita pero triste, con frecuencia vamos creando vínculos y cuando alguien especial desaparece sin más nos dejan un vacío enorme.
Con los niños y los ancianos es como más fácil crear relaciones y siempre, todo el año, es lindo ayudar al prójimo. Esté en la situación en la que esté.
Gracias por compartir historias entrañables como esta.
Un besote
Hola Lore,
Gracias por comentar,
Que bueno que te haya gustado la historia.
Tienes razón es lindo ayudar al prójimo, y me gustaría agregar que uno también recibe, en ese momento o después en otro lugar con otras personas.
Abrazos Lore
💖
Bárbara